"¿Quién alojará a estos peregrinos cansados de recorrer los caminos?"
De niña en Ciudad de México, Elizabeth recitaba una versión de esa frase cada año durante la Navidad. Ella y sus vecinos, como una especie de pesebre móvil, desfilaban por su cuadra recreando la búsqueda de una posada.
Los/as niños/as tocaban las puertas y esperaban al menos algunos rechazos antes de que finalmente algún/a vecino/a les diera la bienvenida. Allí, disfrutaban de una fiesta con deliciosa comida, camaradería cálida y una piñata repleta de dulces.
Esta tradición popular en México y cada vez más en Estados Unidos, se llama Las Posadas. La palabra posada significa alojamiento. Lo que era una costumbre divertida de la niñez ahora tiene una resonancia especial para Elizabeth, una joven de 24 años y su familia inmigrante.
Como María y José, Elizabeth y su familia viajaron en búsqueda de alojamiento seguro y en el trayecto, enfrentaron puertas cerradas y un peligro real. Elizabeth se pone en los zapatos de Maria embarazada. "No estás haciendo nada malo, y aun así no te aceptan", dijo. Aunque Elizabeth está en los Estados Unidos legalmente, ella pidió que su nombre completo no se usara en esta historia debido al sentimiento anti-inmigrante que existe en el país.
Gracias a la ayuda que recibieron por medio de ministerios metodistas unidos como Justicia para Nuestros Vecinos del Norte de Illinois, Elizabeth y su familia ahora tienen estatus legal. El ministerio, bajo el paraguas de Justicia Nacional para Nuestros Vecinos, provee servicios legales a inmigrantes que no pueden pagar un abogado privado.
“Todos/as los/as clientes/as a quienes servimos quieren hacer las cosas de la manera correcta. Una idea equivocada es que la gente está tratando de no obedecer la ley. Al contrario, intentan entender y cumplir con las leyes", dijo Rob Rutland-Brown, director ejecutivo de la red nacional.
Para Elizabeth y su familia obtener un estatus legal fue todo menos fácil. Los/as estadounidenses a menudo preguntan por qué los/as inmigrantes sin documentación no esperan su turno y vienen legalmente. Pero para muchos inmigrantes no hay líneas de gente para entrar, y no hay "turno" que puedan esperar.
La ley estadounidense sólo admite inmigrantes en categorías específicas. Las vías legales más comunes son tener un miembro de la familia que es ciudadano/a estadounidense, o un/a empleador dispuesto a esperar posiblemente por años y pagar potencialmente miles de dólares para patrocinarlo.
Aun así, existen límites estrictos basados en el país de origen. Cuantas más personas de un país en particular quieran emigrar a los Estados Unidos, más difícil será obtener la admisión. Eso es particularmente cierto para la gente de México.
Actualmente, el Servicio de Aduanas e Inmigración de los Estados Unidos está procesando solicitudes del 1996, de ciudadanos/as estadounidenses pidiendo a sus hijos/as mexicanos/as solteros/as.
El padre de Elizabeth no tenía familiares que fueran ciudadanos estadounidenses, y temía por la seguridad de su familia en México. Era dueño de un pequeño negocio que vendía enfriadores y filtros de agua, pero sabía que si su negocio crecía, las pandillas de narcotraficantes iban a querer su parte del dinero, dijo Elizabeth. Ella dice que ser dueño/a de un negocio en esa parte de México podría ser peligroso debido al gran poder que tienen las pandillas.
Su padre aceptó un trabajo como vendedor ambulante de comida en Chicago y ganó lo suficiente para traer a su esposa y sus dos hijas. Elizabeth tenía siete años y su hermana tres. Todas llegaron a los Estados Unidos ilegalmente. “Recuerdo que en el camino hacia aquí, estábamos en un camión y no podíamos movernos ", dijo Elizabeth. Una vez que llegaron a Chicago, los cuatro miembros de la familia se quedaron en un dormitorio del hogar de otra familia. Los padres de Elizabeth trabajaban día y noche como vendedores de alimentos para pagar la deuda de venir a los Estados Unidos, y Elizabeth cocinaba y cuidaba a su hermana menor. "Yo era su madre pequeña", dijo Elizabeth.
Eventualmente pagaron su deuda y la familia pudo rentar un pequeño apartamento en un sótano. Elizabeth, su madre y hermana se unieron a la Iglesia Metodista Unida Humboldt Park, una congregación bilingüe mayoritariamente hispano/latina en Chicago, que tiene una larga historia de brindar una acogedora bienvenida a los inmigrantes.
Aun así, ese no fue el final de las luchas para esta familia. Elizabeth, sus padres y su hermana ahora tienen estatus legal porque tienen una visa U. Las visas U sólo están disponibles para víctimas de crímenes violentos que ayudan a la policía en el procesamiento de actividades criminales. Las visas también están disponibles para los familiares inmediatos de la víctima del crimen, ya que ellos típicamente tienen que lidiar con las consecuencias de la brutalidad. El Congreso ha reservado 10.000 visas al año, y Elizabeth calificó para la visa porque casi fue violada a la edad de 12 años.
Años más tarde, Elizabeth se enteró de Justicia para Nuestros Vecinos por un amigo de la Iglesia Metodista Unida Humboldt Park. Al principio, era renuente a visitar la clínica legal gratuita porque le preocupaba que pudiera ser una estafa, algo que muchos inmigrantes encuentran cuando tratan de obtener un estatus legal. Su confianza en su pastor y amigo en ese momento, el difunto Rev. Ramón Nieves, la llevó a su primera cita.
National Justice for Our Neighbors (Justicia Nacional para Nuestros Vecinos) llama a su red "un ministerio de hospitalidad". Las clínicas, localizadas en las iglesias, típicamente ofrecen cuidado infantil y comidas junto con asesoría legal.
Algunos sitios cobran bajos costos, entre $25 y $200. Los servicios legales que ofrece Justice for Our Neighbors en Northern Illinois son gratuitos. Como los anfitriones de una fiesta de Las Posadas, quieren abrir sus puertas a todos/as. No se trata sólo de ayudar a la gente a llenar formularios; se trata de ayudar a alguien a sentirse querido/a ", dijo Rutland-Brown.
Aplicar para la visa U puede ser un calvario. Entre otras cosas, los/as solicitantes deben escribir una carta detallando el trauma que experimentaron. "Se supone que esa carta debe probar que estabas emocionalmente herida. El hecho es que alguien está juzgando tu dolor e intentando decidir si sufriste lo suficiente," dijo Elizabeth.
Sin embargo, ella sabía que con la visa su familia podía salir de las sombras y entrar en el camino hacia la ciudadanía. La hospitalidad de Justicia para Nuestros Vecinos la ayudó a superar el agotador proceso de solicitud, y ahora es una de las mayores fans del ministerio. Incluso ayudó a iniciar una clínica legal en la IMU Humboldt Park. "Todo el mundo era muy acogedor. Fue en una iglesia y no me sentí amenazada. No me miraron como una extraña", dijo.
Ella y su familia ahora tienen una visa por más de un año. Incluso antes de que la visa llegara, recibieron permisos de trabajo. "Obtener la visa significaba que los que querían echarme del país al que yo llamaba mi hogar, ya no pueden" dijo.
El padre de Elizabeth es gerente de un restaurante, su madre trabaja en cuidado de la salud en hogares, y Elizabeth es trabajadora en una guardería de niños/as y es estudiante de segundo año en la universidad, con aspiraciones de convertirse en trabajadora social o psicóloga.
Ya no es miembro de Humboldt Park, pero su madre y su hermana siguen siendo miembros activas. La clínica de Justicia para Nuestros Vecinos de la congregación también se está fortaleciendo, reuniéndose de ocho a diez veces al año.
“La Iglesia Metodista Unida Humboldt Park siempre ha tenido un corazón para la santidad social wesleyana en colaboración con la santidad personal " dijo la Revda. Paula Cripps-Vallejo, pastora principal de la iglesia y expresidenta de Justicia para Nuestros Vecinos del Norte de Illinois.
La congregación acaba de participar en un servicio de Las Posadas junto con otras iglesias en la Alianza Ecuménica de la Plaza Logan. Elizabeth, por su parte, espera volver a estar en Humboldt Park para el servicio de Nochebuena. "Esa es mi familia. La gente es muy cálida dándote la bienvenida", dijo.
Hahn es reportera de noticias multimedia para United Methodist News Service. Comuníquese con ella al (615) 742-5470 o [email protected].
Para leer la noticia original en inglés, visite el enlace: http://www.umc.org/news-and-media/how-an-immigrant-family-found-room-at-the-inn
**Michelle Maldonado es la Directora Asociada de Comunicaciones Hispano/Latinas de la IMU. Puede contactarle al (615) 742-5775 o por [email protected].