Reaccionando a la gran tragedia de la escuela básica Sandy Hook, algunos están llamando a "poner otra vez a Dios en las escuelas". Incluso escuché a alguien decir que la violencia que azotó dicha escuela vino porque "sacamos a Dios de las escuelas públicas".
Como pastor tengo el profundo deseo de guiar a la gente a Dios, y los exhorto a que oren, lean la Biblia y lleven su fe a todo lugar donde vayan. Pero tengo mis dudas sobre el asunto de "poner a Dios otra vez en nuestras escuelas".
En América queremos que nuestras escuelas públicas sean neutrales en asuntos de religión. Nuestros maestros y escuelas no deben fomentar ni inhibir la religión. Creo que esto es muy bueno. Cuando mis niños estaban creciendo, yo quería que sus maestros y maestras les enseñasen ciencia, lectura, matemáticas e historia. También quería que cuidaran de ellos. Pero no quería que les enseñasen religión. Esa era mi tarea como padre, y la tarea de la iglesia, la escuela dominical y el grupo de jóvenes.
Ahora bien, si vamos a poner a Dios otra vez en las escuelas, ¿de qué Dios hablamos? Sólo dentro de la familia cristiana tenemos diferencias dramáticas de cómo hablamos de Dios: fundamentalistas, evangélicos conservadores, pentecostales, carismáticos, moderados, progresistas, liberales, calvinistas, arminianos, iglesia alta e iglesia baja. ¡Y sólo hemos mencionado a los protestantes! Tenemos que añadir a los católicos, la iglesia griega y una hueste de otros grupos.
Mientras que el 78% de los americanos dicen ser cristianos, 22% afirman tener otra fe o ninguna fe. Si esto se aplica a los maestros de escuela, quiere decir que uno de cada cinco maestros será hindú, musulmán, judío, budista, ateo o agnóstico. Creo que muy pocos de los que llaman a "poner a Dios de vuelta en las escuelas" querrán que gente no cristiana enseñe a sus hijos acerca de Dios.
Me parece que la neutralidad religiosa de nuestras escuelas es una de nuestras fortalezas en América. Los maestros no inhiben ni fomentan la religión. Esto no quiere decir que hemos sacado a Dios de las escuelas públicas. Esto me recuerda el libro de Ester en la Biblia. A Dios no se le menciona en dicho libro pero no significa que no estaba actuando dentro de la historia.
Los cristianos creemos que Dios está en todo lugar y se interesa en nuestras vidas en todo momento, sea que lo reconozcamos públicamente o no. La mayoría de los maestros y maestras que he conocido en las escuelas públicas es gente de fe. Para muchos de ellos, su fe guía la forma en que abordan su trabajo como maestros. Su fe los fortalece, informa e inspira a amar a sus estudiantes y realizar su trabajo en forma excelente. Tal como en el libro de Ester, no mencionan a Dios en forma explícita, pero Dios está trabajando a través de ellos.
Los estudiantes también llevan su fe a las escuelas. Tienen libertad para orar, mientras no interrumpan a otros. Tienen libertad de hablar de su fe, mientras no sean beligerantes o hieran a otros estudiantes.
Por último, hay muchas maneras en que las iglesias y otros grupos se asocian con las escuelas públicas, a condición de que no se pongan a evangelizar. Por ejemplo, en el área de Kansas, mi iglesia ha trabajado con 6 escuelas públicas en las cuales los estudiantes son pobres. Juntos hemos construido patios de recreo y hemos pintado y remodelado los edificios. Financiamos esfuerzos de alfabetización y proveemos de libros. Nos aseguramos de que cada niño tenga una parca, guantes y sombrero para el invierno, así como artículos para la escuela. También damos dinero para programas que la escuela no podría financiar. Tenemos programas de tutoría en el que cientos de voluntarios que ayudan a los maestros. Cada viernes enviamos mochilas con meriendas para 1,400 niños que, de otra forma, pasarían hambre el fin de semana. Proveemos de camas cuando descubrimos que algunos niños duermen en el piso de sus hogares. Es la fe la que motiva a nuestra iglesia a realizar este trabajo. No hablamos de nuestra fe pero ésta puede verse en nuestras acciones.
Estoy convencido que muchos de los héroes americanos son maestros y administradores de escuelas públicas. Muchos de ellos son maestros a causa de su fe. No necesitamos que se imponga la transmisión de oraciones por el intercomunicador para que Dios vuelva a las escuelas. Dios jamás ha salido de las escuelas. Dios está trabajando por medio de cientos de miles de buenos maestros y administradores, padres y voluntarios comprometidos que buscan construir un futuro esperanzador para nuestros niños.
*Hamilton es pastor titular de la IMU Resurrection, en Kansas, Kan.