El alcance de la migración global y los desafíos planteados por el movimiento masivo de millones de personas en todo el mundo presentan a los/as metodistas unidos/as oportunidades de servicio, ministerio y defensa de los/as más desfavorecidos/as. Según las Naciones Unidas, las poblaciones migrantes en todo el mundo incluyen 68 millones de personas desplazadas por la fuerza, 25 millones de refugiados, 3 millones de solicitantes de asilo y más de 40 millones de personas desplazadas internamente.
A través de los ministerios conexionales, los/as metodistas unidos/as participan en temas de migración con la ayuda del Comité Metodista para el Auxilio (UMCOR por sus siglas en inglés), un ministerio de la Junta General de Ministerios Globales (GBGM). En la actualidad, UMCOR maneja 22 subvenciones activas de Migración Global por un total de $2,7 millones, sirviendo a 218.539 potenciales beneficiarios/as, con un estimado de $3 millones a ser aprobado en lo que resta del año. UMCOR implementa subvenciones en favor de la migración global en Bosnia, Brasil, Colombia, El Salvador, México, Sudán y los Estados Unidos a través de una nueva oficina de Migración Global dirigida por el Rev. Jack Amick. GBGM también participa en el Equipo Metodista Unido de Trabajo en Inmigración (UMITF) del Concilio de Obispos/as, que trabaja en temas de inmigración a través de la conexión e incluye representantes de siete grupos de La Iglesia Metodista Unida (IMU).
UMCOR utiliza un enfoque para la migración global basado en la justicia y la misericordia, que enfatiza los derechos humanos, alivia el sufrimiento humano y aborda las causas fundamentales de la migración. Se trata de llegar a los/as migrantes más vulnerables en todas las categorías (refugiados/as, desplazados/as internos/as, personas víctimas del tráfico humano, asilados/as y personas que huyen de desastres económicos o ambientales) para garantizarles acceso a la asistencia humanitaria (alimentos, agua, vivienda, ropa y atención médica) y servir a todos/as sin discriminación. Basado en la teología de la reciprocidad en la misión, este trabajo de migración opera en asociación con conferencias anuales, congregaciones, otras agencias e instituciones de la iglesia y socios ecuménicos, como el Servicio Mundial de Iglesias(CWS). UMCOR busca desarrollar la capacidad de los/as socios/as que trabajan directamente con las poblaciones migrantes.
El ministerio de GBGM apoya a los/as migrantes con justicia y compasión mientras buscan asegurar sus derechos universales para quedarse, tener un pase seguro, ser bienvenido/as en un nuevo lugar y, si es necesario, regresar a su lugar de origen de manera segura para reiniciar sus vidas.
Derecho a quedarse
Trabajar junto a las comunidades para facilitarles su derecho a permanecer en sus países de origen, significa trabajar directamente dentro de las áreas problemáticas, para transformar las situaciones que provocan la emigración a gran escala. Esta difícil tarea e difícil trabajo a largo plazo, fortalece las capacidades de las organizaciones os/as socios/as dentro de sus comunidades para abordar lo que necesita ser cambiado de manera práctica y coherente, transformando sus sociedades desde adentro.
Gran parte del trabajo de los Ministerios Globales y la UMCOR se centra en proporcionar una vida abundante a las comunidades de cualquier manera posible; ya sea ayudando a las congregaciones a involucrar a sus comunidades en la búsqueda de alternativas a la violencia, facilitando las conversaciones de paz entre los grupos afectados después del conflicto, reintegrando a los/as ex combatientes de nuevo en sus comunidades o trabajando con iglesias y socios/as en desarrollo a largo plazo, como el acceso al agua potable y el saneamiento o mejoras en los medios de subsistencia. La mayoría de las áreas de trabajo a través de UMCOR y los Ministerios Globales ayudan a las personas a permanecer en sus hogares y comunidades.
Un ejemplo de un socio de Migración Global que aborda el derecho a quedarse sería Cristosal, una organización de derechos humanos en San Salvador, El Salvador. El Salvador es uno de los tres países centroamericanos que contribuyen a la actual ola de migrantes que se dirigen al norte. Una subvención ayuda a brindar protección a las familias que huyen de la violencia de pandillas en sus comunidades. El apoyo logístico y económico para las personas desplazadas por la violencia dentro del país, las ayuda con las necesidades a corto plazo, como vivienda, alimentos y medicinas. Las sesiones de consejería, los talleres y la asistencia técnica también les permite adaptarse a su nueva ubicación, ya sea que estén desplazadas dentro de El Salvador o que regresen después de ser deportadas de otros países.
Derecho al paso seguro
Cuando las personas no tienen más remedio que abandonar sus comunidades y países porque temen por sus vidas y sus familias, los Ministerios Globales buscan apoyar su capacidad para viajar de manera segura a lo largo de los corredores de migración.
Un par de migrantes atendidos por la Cocina Tijuana de la Iglesia Metodista de México, que está aumentando el servicio gracias a la subvención de UMCOR. Foto por Rubén Velarde Navarro/IMMAR.
Ejemplos actuales del enfoque de UMCOR en el derecho al paso seguro son las subvenciones que apoyan refugios de transición en los Estados Unidos a lo largo de la frontera con México. Los/as migrantes que ingresan a estos refugios tienen documentación legal que les permite viajar y que tengan acceso a los procedimientos de asilo en lugares cercanos a parientes que viven en los Estados Unidos. Actualmente UMCOR apoya 15 refugios de transición desde Brownsville, Tejas, hasta San Diego, California donde proporcionan comida, ropa, refugio y cuidado amoroso por unas noches, y ofrecen ayuda con los arreglos de viaje para llegar a los/as parientes en otras partes del país.
Al igual que con la mayor parte del trabajo de UMCOR, este apoyo busca lugares de mayor necesidad y brechas en el servicio. Una subvención a la Iglesia Metodista Unida El Calvario, que opera un refugio de transición en Las Cruces, Nuevo México, por ejemplo, aliviará parte de la presión sobre los refugios en la cercana ciudad de El Paso, donde altos volúmenes de personas están siendo liberadas por el Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza y por funcionarios de Inmigración y Control de Aduanas.
Otras subvenciones ayudan a los/as asociados/as en su intento de satisfacer las necesidades humanas básicas de los/as migrantes en tránsito. En Tijuana, México, UMCOR se asocia con la Iglesia Metodista de México para proporcionar dos comidas diarias a los/as migrantes que buscan asilo en los Estados Unidos, y los/as que han sido deportados/as de ese país.
Otra subvención ayuda a una congregación metodista local en Apaxco, a lo largo de las líneas de tren, a ofrecer descanso, comida y agua a los/as viajeros/as.
Como resultado de la guerra, los conflictos civiles y los desastres naturales, algunas poblaciones refugiadas y desplazadas reciben ayuda a través de los ministerios internacionales o estadounidenses de respuesta ante desastres de UMCOR. Las recientes subvenciones a esas poblaciones han apoyado a los ministerios de Argentina, Armenia, Bangladesh, China, Irak, Nigeria, Siria, Puerto Rico, Tanzania y Ucrania, entre otros.
El derecho a ser bienvenido y pertenecer
Cuando la migración llega al punto asentamiento en un nuevo país, es importante apoyar un proceso en el que los/as migrantes y sus comunidades receptoras trabajen juntos/as para dar la bienvenida a nuevas personas. La asistencia y representación legal para inmigrantes a través del programa metodista unido que trabaja a nivel nacional “Justicia para Nuestros Vecinos” (JFON por sus siglas en inglés) ha sido útil en esta área.
Desde que UMCOR estableció JFON en 1999, la organización ha crecido hasta convertirse en una red de 18 sedes con 50 clínicas que atienden a miles de migrantes con asistencia legal gratuita o de bajo costo. Aunque JFON es una subsidiaria de UMCOR, el cual proporciona apoyo presupuestario y operacional, así como subvenciones ocasionales para proyectos especiales a los grupos afiliados, cada sede de JFON obtiene su propio soporte financiero y administra sus operaciones a nivel local.
En otras áreas del mundo, como Sudán por ejemplo, estos organismos metodistas unidos proporcionan subvenciones económicas que ayudan a construir escuelas para niños/as refugiados/as, como en la comunidad de acogida en el campamento de refugiados/as de Al Nimir en el estado de Darfur Oriental.
Esta escuela reemplazará las estructuras temporales actuales que no pueden soportar las inclemencias del tiempo o proporcionar un espacio adecuado para que los/as niños/as reciban una educación básica. En Bosnia, en asociación con el Servicio Mundial de Iglesias (CWS) se busca mejorar la protección de los/as menores no acompañados, brindando asesoría, administración de casos y defensoría de los derechos.
Varios/as misioneros/as de GBGM participan en la bienvenida y asistencia a las poblaciones migrantes en otros países. Algunos/as son pastores/as que dirigen congregaciones multiculturales como lugares de culto y acogen migrantes que llegan a entornos desconocidos. En algunas de las oficinas de JFON, los abogados que atienden los casos son trabajadores/as de la iglesia y de las comunidades.
Los ministerios que son apoyados por los planes que atienden las estrategias de desarrollo ministerial entre las minorías étnico-raciales, brindan lugares y comunidades de bienvenida en los Estados Unidos. Algunos/as misioneros/as, abordan específicamente las necesidades de los/as migrantes como trabajadores/as temporales extranjeros/as, en lugares como Hong Kong, Taiwán y Japón, brindándoles atención pastoral u otro tipo de asesoramiento. Actualmente, 19 miembros de GBGM están asignados a organizaciones involucradas en varias formas de ministerio de migración en 10 países diferentes.
Esta foto de instructores y estudiantes de la actual escuela temporal del campamento de refugiados de Al Nimir, en el estado de Darfur Oriental, demuestra por qué se necesitan más aulas permanentes. Foto por Elrayah, GBGM.
El derecho de apoyo para el regreso
El ministerio centrado en el derecho al regreso, apoya un proceso digno para las personas que buscan la reintegración en sus comunidades, ya sea que regresen a sus hogares voluntariamente o por deportación. La situación actual en Venezuela ha provocado que aproximadamente 3 millones de personas hayan emigrado del país hasta el momento; buscando seguridad y un medio para mantener a sus familias. UMCOR ha otorgado subvenciones a la Iglesia Metodista de Brasil a través de su programa de Sombra y Agua Fresca para apoyar a los/as refugiados/as venezolanos/as, principalmente a mujeres y niños/as, mientras esperan una mejor situación para regresar a casa.
En Tijuana México, una subvención en asociación con la Conferencia del Noroeste de la Iglesia Metodista de México A.R., para instalar una cocina totalmente equipada y apoyo para la dotación de personal ayudará a proporcionar 219.000 comidas, principalmente para migrantes en tránsito, muchos/as de los/as cuales han sido deportados/as de los Estados Unidos.
Estos son solo algunos ejemplos de las formas en que UMCOR desarrolla la misión y el ministerio para la migración global. Actualmente se están explorando o desarrollando subvenciones para brindar educación a los/as refugiados/as en Kenia, equipar a las comunidades en Serbia con habilidades para la reconciliación y transformación de conflictos y prevenir la trata de personas en Filipinas.
Niños/as venezolanos/as son bienvenidos/as en la iglesia antes de que se dividan los grupos para las actividades del programa en Boa Vista, a norte de Brasil. Este ministerio es parte del programa “Sombra y Agua Fresca” para recibir a los/as inmigrantes venezolanos/as en territorio brasileño. Foto por Emily Everett, GBGM.
En los Estados Unidos, como la interpretación de las leyes y procedimientos para la inmigración y el asilo cambian con frecuencia, UMCOR considerará nuevas formas para apoyar y dar la bienvenida a las familias migrantes.
Como señala el director de Migración Global de GBGM, Jack Amick, “el trabajo de la migración es existencial para la iglesia. A lo largo de la historia, la iglesia mundial creció porque las personas migrantes llevaron la fe en sus corazones a nuevas tierras, así como lo hizo la iglesia que envió misioneros/as oficialmente capacitados/as y comisionados/as. Si abrimos nuestros corazones, comunidades e iglesias y estamos verdaderamente dispuestos/as a dejarnos cambiar, podemos transformarnos en algo que represente más plenamente la naturaleza diversa y dinámica del cuerpo de Cristo".
* House es el escritor/editor principal para GBGM. Para ver el artículo original en inglés abra aquí.
** Leonor Yanez es traductora independiente. Puede escribirle a IMU_Hispana-Latina @umcom.org