Perfiles de justicia: esta es la séptima historia de una serie.
SWEETWATER, Tennessee - Cam Belk tiene una madre afroamericana y un padre blanco, y trabaja en un restaurante mexicano donde habla español la mayor parte del día. A sus 21 años es un estudiante universitario metodista unido que intenta discernir su futuro en un momento en el que el racismo y la división son prominentes en las noticias locales y nacionales.
“Ser afroamericano o de piel morena en Estados Unidos es como tener una herida constante en el costado” explica y agrega que cuando ve que la gente está siendo tratada injustamente o incluso muerta por el color de la piel, “es como arrancar el vendaje de la herida. Duele y no puedo procesarlo".
Es miembro de la Primera Iglesia Metodista Unida en Sweetwater y asistió a la Tennessee Wesleyan University durante los últimos tres años. Después de que un amigo lo invitó a la Primera Iglesia Metodista Unida, fue Crystal Ragan una líder juvenil, quien hizo que Belk regresara a la iglesia y ayudó a profundizar su fe. “Crystal Ragan nos acogió a todos como si fuéramos sus propios hijos. Nos hizo sentir importantes” dijo.
Belk pensó que su futuro estaba en el campo de la salud, pero se dio cuenta de que no era así después de comenzar sus estudios en Tennessee Wesleyan. Su interés de toda la vida por hablar otros idiomas y el deseo de viajar lo llevaron a preguntarse si está llamado a ser misionero. "Soy de un pueblo pequeño donde la gente no siempre quiere irse o ver mucho. Conocí a muchos estudiantes internacionales en Tennessee Wesleyan, y quería ir a algún lado" dijo.
Como miembro joven de Primera Iglesia Metodista Unida, se deleitó al aprender a hablar portugués de otro miembro de la iglesia y cuando comenzó a trabajar en el restaurante mexicano, se sumergió en aprender a hablar español. Sin embargo, el año pasado lo ha expuesto a nuevas realidades sobre cómo la gente trata a otros que no solo hablan, sino que se ven diferentes.
Suscríbase a nuestro nuevo boletín electrónico en español y portugués UMCOMtigo
"He visto lo que les pasa" dijo de sus compañeros/as de trabajo y amigos/as en la comunidad mexicana. "La gente simplemente te ve como 'menos que'. Casi piensan que no tienes educación porque hablas español." También ha notado una diferencia en el racismo experimentado por los/as negros/as y los/as hispanos/as en los Estados Unidos: “Los/as negros/as son aceptados/as por estar aquí, pero cuidado con lo que haces. Siento que con la comunidad mexicana e hispana, la actitud es 'No te queremos aquí, y cuidado con lo que haces'".
Añadió: "No estoy diciendo que todos/as los/as estadounidenses sean así, solo algunos/as". Belk también ha sentido que le han faltado el respeto algunos/as hispanohablantes que lo despreciaron porque su primer idioma es el inglés. "Puede suceder para ambos lados".
Como persona birracial, Belk dijo que es muy consciente de cómo las personas tienden a categorizarse entre sí. “Los/as niños/as birraciales se confunden por muchas cosas; no saben lo que son. Simplemente saben que son algo".
En su trabajo, a menudo le preguntan si es dominicano o puertorriqueño y cuando socializa con amigos/as internacionales en la universidad, le preguntan si es mitad brasileño o tailandés.
Debido a que es birracial, dice que se siente aún más confundido por el racismo común en las noticias de hoy, especialmente el revelado por las muertes violentas de Trayvon Martin, George Floyd y Breoanna Taylor. "No lo entiendo, mi papá es blanco y mi papá me ama, y tengo gente blanca en mi vida que me ama" explicó.
Hace seis meses, Belk se tomó un descanso de sus estudios en Tennessee Wesleyan para trabajar y pensar en su futuro. Tuvo un sueño en el que escuchó al Señor llamarlo para trabajar en ministerios hispanos, pero sus preguntas aún no han dado resultado, por lo que decidido a expandir su mundo y mejorar su español, recientemente programó viajes solo a la ciudad de Nueva York y a Puerto Rico.
"Voy a averiguarlo por mí mismo a dónde ir y qué decir", dijo y agregó que en Puerto Rico "quiero que me obliguen a hablar español todo el día".
El riesgo de COVID-19 lo pone "muy nervioso", pero se siente llamado a seguir adelante. “Haga lo que haga, en el extranjero o aquí, quiero trabajar con la gente y ayudarla. Puedo verme luchando por los derechos humanos. Este puede ser mi período de preparación".
* Annette Spence es editora de The Call, el periódico de la Conferencia Anual Holston. La Conferencia Anual Holston incluye 853 congregaciones metodistas unidas en el este de Tennessee, el suroeste de Virginia y el norte de Georgia.
** Leonor Yanez es traductora independiente. Puede escribirle a [email protected]. Para leer más noticias metodistas unidas, ideas e inspiración para el ministerio suscríbase gratis a UMCOMtigo.