Agatha Muagura, estudiante de primer año en Mozambique, le habla a una gallina blanca que sostiene en sus brazos. El ave se vuelve muy dócil después de haber sido perseguida, puesta de cabeza y pesada en una balanza. La siguiente lección para Muagura: sacrificarla y extraerle las vísceras para que finalmente la gallina sea servida en el comedor de la Universidad de África.
A pesar de que es el final del camino para la gallina, en realidad, hasta ese momento el animal tenía una vida feliz en la granja de la universidad, la cual tiene más de 80 hectáreas, para que estas aves puedan estar contentas, junto a cerdos, vacas gordas y cultivos abundantes.
Muagura es una de los/as ocho estudiantes que aprenden sobre el trabajo agrícola de Larry Kies, un misionero metodista unido de la Junta de Ministerios Globales (GBGM) que ha sido asesor e instructor de la granja desde 2002.
Es un caos en la esquina de la jaula de las gallinas más adultas. Los/as estudiantes se ríen correteándolas mientras huyen alborotadas dejando una gran cantidad de polvo, plumas y otros subproductos volando en el aire. Kies impenetrable pregunta con ironía: "¿estas gallinas se ven felices?. Deberían, porque ellas están a punto de ir al cielo”. Desde el primer día hasta el día 38, las gallinas tienen una vida apropiada en la granja de la Universidad de África. Después de ese día, se convierten en parte de la vida en el campus a través del comedor.
El Departamento de Agricultura y Recursos Naturales de la universidad, se estableció en 1992 como una de las dos primeras facultades de esta institución privada, vinculada al metodismo unido. La granja provee pollo, carne de res y cerdo, huevos, productos lácteos y una amplia variedad de verduras para alimentar a los/as estudiantes y al personal. El excedente se venden a restaurantes y hoteles en Mutare.
Trevor Mupofu, el gerente de la finca, dijo que 300 aves van a la cocina de la universidad todos los lunes, miércoles y viernes. La granja tiene 2.000 pollitos de un día cada quince días: "dos mil entran dos mil salen," dijo.
Los polluelos llegan en cajas de cartón con agujeros para que puedan respirar. Cada uno es contado y colocado en una de las tres jaulas de latón, donde son alimentados y cuidados en su crecimiento. Mupofu dice que los pichones proceden de unos 700 kilómetros de distancia y cuando llegan de su viaje largo están "estresados". Ellos reciben una dieta especial de vitaminas mezcladas con su alimento para calmar sus nervios. Los pollos blancos son para comer y los rojos son para la puesta.
Naomie Chikosi es la gerente de una de las jaulas avícolas. Ella camina tranquilamente entre las jaulas de alambre decenas de veces al día sacando huevos de las 3.000 gallinas; luego barre y limpia el cobertizo, y les da agua y alimento. Cada día ella llena 70 cajas con 50 huevos cada una, durante los 365 días del año.
Chikosi ama su trabajo; mirando a las jaulas cercadas con alambre, dice con timidez las aves "son felices, las oyes arrullar; eso me gustan tanto”. Al otro lado de las casas de pollo hay tres cobertizos de cerdos. Uno para la población general, uno para la cría y uno donde los cerdos bebés corren alrededor de los pies de sus madres. Los pequeños permanecen en la primera jaula hasta que pesan 25 kilogramos (aproximadamente 55 libras), a partir de lo cual se convierten en tocino o padres de nuevas crias.
El personal mantiene un ojo en las cerdas hembra que son receptivas a la cría de uno o dos días en un ciclo de 21 días y la proporción entre cerdos y cerdas es de uno a 30. La universidad también tiene ganado caprino (cabras y ovejas).
Allí se cultiva de todo, desde verduras y cebollas de hoja, hasta papa y maíz: "somos conocidos por nuestras papas", dice Mupofu. No son sólo los/as estudiantes de la Universidad de África aprenden las técnicas agrícolas aquí, la granja de enseñanza también está abierta a la comunidad y a otras universidades.
La oficina de Mupofu está en el primer edificio construido en el campus de la Universidad de África. Él mantiene la oficina limpia y ordenada: "aquí es donde comenzó la universidad; tenemos 38 personas en nuestro personal, soy el número 38", dice con cierto orgullo.