Con una gran sonrisa en su rostro Portia Kasuso, de 11 años, paseó en su silla de ruedas con pedales manuales a través de la multitud mientras el obispo metodista unido Eben K. Nhiwatiwa y su gabinete la seguían.
Portia nació con una discapacidad y su madre la abandonó a los 3 años. Nunca ha ido a la escuela y sueña con ser maestra. Los/as niños/as como Portia a menudo no tienen la oportunidad de educarse porque las escuelas en las zonas rurales no tienen las instalaciones para acomodar a las personas con discapacidad.
Durante la última década, todo lo que Portia ha hecho es gatear por la granja de la familia en la zona rural de Chemapango. "Sólo podía gatear por nuestro patio hasta que recibí la donación de una silla de ruedas de Baba Bareyi" dijo una Portia eufórica, hablando de Raphael Bareyi, miembro de la Iglesia Metodista Unida de Harare Inner City que donó la silla de ruedas. "¡Ahora puedo montar!".
Bareyi ha donado sillas de ruedas, que cuestan alrededor de $240, a personas ancianas y/o discapacitadas en varias congregaciones de Zimbabue. "Portia realmente me tocó el corazón cuando la visitamos y sentí la necesidad de hacer algo al respecto" dijo Bareyi.
El Obispo Nhiwatiwa elogió el gesto como el trabajo práctico de Jesús para ayudar a los/as menos privilegiados/as de nuestro tiempo: “Hemos leído en las Escrituras: Jesucristo levantó a los/as cojos/as y lisiados/as. La donación de la silla de ruedas es el "levantarse y caminar" de nuestro tiempo, utilizando tecnología moderna. Mientras el obispo hablaba, Portia miró con asombro a la congregación de 4.000 miembros que se reunió para la convención de mujeres Rukwadzano Rwe Wadzimai North de la conferencia del Oeste de Zimbabue, en el campamento de Murewa.
Más de 20.000 metodistas unidos/as, en su mayoría mujeres, asisten a estos mega avivamientos que tienen lugar en cuatro lugares diferentes: Murewa, Clare, Nyambeya y Mvuma. "Tener a Portia en este avivamiento es evidencia de cómo la iglesia puede convertirse en hogar para todas las personas, a pesar de sus condiciones" dijo Nhiwatiwa.
El Rev. Nyevero Musekiwa, pastor del circuito Chivake North en Murewa, dijo que la sonrisa de Portia lo dice todo, y agregó que “Portia acaba de tener el mejor día de su vida. Esta es su segunda oportunidad de asistir a un servicio religioso, y de hecho debe ser abrumador para ella”.
Musekiwa conoció a Portia durante una visita pastoral en su comunidad. La joven lo impresionó y organizó el transporte para que ella asistiera a su primer servicio en la iglesia, donde fue bautizada y recibió la Sagrada Comunión: "Me conmovió profundamente la difícil situación de esta joven y me dije que había que hacer algo".
Portia nació con una discapacidad en sus extremidades inferiores y vivió con ambos padres hasta que su madre la abandonó. Somia Kasuso, su padre, es un agricultor de subsistencia y durante los siguientes tres años, fue padre y madre para Portia. “En nuestra cultura africana, las personas aún atribuyen un estigma a los/as niños/as nacidos/as con discapacidad y creo que eso fue lo que alejó a mi esposa y me dejó a cargo de mi hija, pero la acepté como un regalo de Dios y creo que ella es como todos/as los/as niños/as; diariamente alimenté, bañé y vestí a mi hija hasta que me volví a casar" dijo. Su nueva esposa, Chioneso Gazhawa, intervino para ayudar y trabajó para obtener un certificado de nacimiento de Portia.
"He llegado a aceptar a Portia como cualquier otra niña y me he comprometido a darle el mismo amor que le tengo a mis tres hijos" dijo su madrastra, pero a pesar del cuidado que Portia recibe de su familia, ha vivido aislada de sus compañeros. "Nadie viene a jugar conmigo" dijo Portia, inclinándose hacia adelante mientras lograba una posición cómoda en el asiento de su silla de ruedas, "pero los buscaré en mi silla de ruedas".
Gazhawa dijo que la joven demuestra altas habilidades intelectuales y físicas a pesar de su condición. “Ahora puede contar, barrer su habitación, recordar y cantar canciones de su primer servicio religioso. ... Necesita algo de apoyo para ir a una escuela para personas con discapacidades físicas". El obispo llamó a la iglesia y a otros simpatizantes para que la busquen y ayudarla a alcanzar sus sueños.
Las escuelas apropiadas están a casi 100 kilómetros (aproximadamente 62 millas) de distancia en Harare, por lo que Portia necesitaría ser educada en un lugar con instalaciones que faciliten el uso de sillas de ruedas, lo que costaría entre $1.500 y $2.000.
“La silla de ruedas es solo el comienzo. Portia debe ir a la escuela como otros/as niños/as. Buscaremos individuos, la iglesia y aquellos con un corazón para la misión para bendecirla con la mejor educación” concluyó.
* Maforo es pastor y comunicador en el Área Episcopal de Zimbabue. Puede llamar A Vicki Brown al (615) 742-5470 o escríbale a [email protected].
** Leonor Yanez es traductora independiente. Puede escribirle aIMU_Hispana-Latina @umcom.org