Palabras Clave:
- Los/as delegados/as ala Conferencia General en Charlotte, Carolina del Norte, participaron en el Jueves de Negro, una iniciativa del Concilio Mundial de Iglesias que alienta a usar ropa negra en este día de la semana para llamar la atención sobre la violación y la violencia contra las mujeres.
- En su predicación el jueves por la mañana, la Obispa LaTrelle Miller Easterling, presidenta de la junta directiva del Plan Nacional para el Ministerio Hispano-Latino, levantó la voz para decirle a las mujeres que han sufrido abusos: “Ustedes son fuertes, son valientes y son amadas por Dios”.
- Con demasiada frecuencia, dijo, el silencio “ha sido la respuesta de la iglesia al abuso doméstico, la violencia de pareja, la violación como arma de guerra, el incesto, la violencia contra la comunidad transgénero, así como el secuestro y desaparición de mujeres indígenas”.
En muchas culturas, el color negro es símbolo de duelo, ausencia de luz y esperanza pero el 25 de abril, los/as delegados/as a la Conferencia General afirmaron que el negro era un símbolo de resistencia y resiliencia, llamando la atención sobre la violación y la violencia contra las mujeres y prometiendo poner fin al silencio y la inacción de la iglesia.
Los Jueves de Negro, una iniciativa del Concilio Mundial de Iglesias, anima a vestir ropa negra en este día de la semana para dar testimonio de realidades, como las denunciadas por las Naciones Unidas, entre las que se encuentra que a nivel mundial, se estima que 736 millones de mujeres (casi una de cada tres) han experimentado violencia física y/o sexual por parte de su pareja, violencia sexual fuera de su pareja o ambas, al menos una vez en su vida.
Una de estas mujeres, la Obispa LaTrelle Miller Easterling, líder episcopal de las conferencias anuales Baltimore-Washington y Península-Delaware y presidenta de la junta directiva del Plan Nacional para el Ministerio Hispano-Latino de La Iglesia Metodista Unida, compareció ante la Conferencia General el jueves por la mañana y testificó sobre el daño que la iglesia puede causar cuando guarda silencio, el cual con mucha frecuencia “ha sido la respuesta de la iglesia al abuso doméstico, la violencia de pareja, la violación como arma de guerra, el incesto, la violencia contra la comunidad transgénero, así como el secuestro y desaparición de mujeres indígenas”.
Como sobreviviente de violencia doméstica en un matrimonio anterior, Easterling compartió que cuando ingresó al ministerio, le instaron a no revelar esa parte de su vida: “Me dijeron que guardara silencio sobre esa parte dolorosa de mi pasado porque me haría parecer débil y las mujeres en el ministerio ya tienen suficientes batallas que superar”.
El silencio en la iglesia sobre la violencia contra las mujeres puede ser ensordecedor, pero Easterling alzó la voz para decirle a todas las mujeres que han sufrido abusos: “Ustedes son fuertes, son valientes y son amadas por Dios. Estás hecha de manera maravillosa y eres temerosa. Eres creada a la Imago Dei. Nunca dejes que nadie te diga lo contrario. Eres de valor sagrado. Eres resiliente”.
Easterling le dijo a la iglesia: “¡Dejen de hacernos invisibles! ¡Digan nuestros nombres! Ministranos y habla palabras de esperanza, salud, sanación y sacralidad holística en nuestras vidas”.
La iglesia no puede simplemente vendar las heridas de las víctimas de abusos, dijo: "Necesitamos hablar del abuso en sí" afirmó Easterling e hizo un llamado a los/as presentes a encontrar propósito y dirección en Lucas 4:16-21 y la proclamación de Jesús de que “He venido a liberar, elevar, desatar y amar. He venido para poner fin a la opresión, la esclavitud, la dominación, el abuso y el odio”. Con esas palabras, Jesús fijó su postura, dijo Easterling, pues sentó las bases para su ministerio y dijo: “Esto es lo que soy, y si dices ser uno/a de mis seguidores/as, esto es lo que serás también”.
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Sin embargo, Easterling agregó: “somos hipócritas si celebramos la resiliencia sin reconocer que la iglesia ha sido cómplice de apoyar una pedagogía del patriarcado que alimenta una hermenéutica de la arrogancia mientras que con demasiada frecuencia se niega a desmantelar los sistemas de dominación.
"Ninguno/a de nosotros/as puede permanecer en silencio ante la violencia. Debemos hablar de liberación y seguridad; predicar la igualdad y la equidad; crear la oportunidad para el arrepentimiento y la rendición de cuentas; abrir la puerta a la curación; liberar a todos/as de la esclavitud del abuso, tanto al perpetrador como a la víctima, porque hasta que todos/as sean libres, nadie lo será. Hasta que todos/as estén a salvo, ninguno/a estará a salvo. Hasta que no se valoren todos/as, no se valora ninguno/a y hasta que todos/as sean amados/as, nadie será amado/a” continuó Easterling.
“Dios nos llamó, nos ungió, nos dio poder, nos preparó y nos proporcionó suficiente poder del Espíritu Santo para corregir estos errores. Y cuando finalmente seamos libres de este abuso físico, verbal, espiritual, psicológico, patriarcal y teológico, podremos unir nuestras manos y declarar juntos/as: 'el Espíritu del Señor está sobre nosotros/as ', y no guardaremos más silencio. !”
Como parte de su testimonio, la Obispa Easterling supervisa Semillas de Seguridad, un ministerio de prevención de violencia doméstica y violencia de pareja.
* Lauber es directora de comunicaciones de la Conferencia Anual Baltimore-Washington. Contacto con los medios de comunicación: Julie Dwyer. La puede llamar (615) 742-5470 o le puede escribir a [email protected]. Para leer más noticias metodistas unidas, ideas e inspiración para el ministerio suscríbase gratis al UMCOMtigo.
** Leonor Yanez es traductora independiente. Puede escribirle a IMU Hispana-Latina @umcom.org