La crisis de incendios forestales que ha devastado California durante semanas dio un giro dramático y se extendió al noroeste del Pacífico, alimentándose de las condiciones secas y los fuertes vientos. Han provocado al menos 35 muertes reportadas, consumido más de 3 millones de hectáreas en California, casi 1 millón en Oregón, y destruyeron ciudades enteras en el estado de Washington.
Después de un huracán o tornado, la respuesta natural de los equipos y voluntarios de ayuda en casos de desastre de la iglesia es ponerse en acción de inmediato, descendiendo al área afectada con lo que sea necesario: motosierras, generadores, agua embotellada y alimentos. Esa respuesta no es posible en un incendio forestal, y se espera que estos incendios consuman mucho más durante varias semanas antes de su contención. Una vez que se extinguen los incendios, la Agencia de Protección Ambiental debe inspeccionar el área en busca de toxinas antes de declararla segura para los/as propietarios/as de viviendas o los/as trabajadores/as, ya que muchas casas antiguas podrían tener pintura con plomo o asbesto.
"Esa es la gran diferencia entre los incendios y los tornados o huracanes: no se puede regresar inmediatamente. En el caso de los incendios que están ocurriendo hoy, es posible que podamos ingresar a esos vecindarios en noviembre" dijo Judy Lewis, coordinadora de ayuda en casos de desastre de la Conferencia Anual California-Pacífico.
Esa es una de las razones por las que Sonja Edd-Bennett, coordinadora de ayuda en caso de desastres de la Conferencia Anual California-Nevada, dijo que no está lista para recibir voluntarios no locales en este momento, y agregó que su conferencia está trabajando con Organizaciones Voluntarias Nacionales Activas en Desastres, una asociación sin fines de lucro de organizaciones de ayuda en casos de desastre, para ayudar a los/as sobrevivientes del incendio del Complejo Relámpago CZU en el área de Santa Cruz y San Mateo. Ese incendio, iniciado en agosto por la caída de un rayo, quemó más de 80.000 hectáreas, destruyó más de 1.400 edificios y provocó una muerte.
¿Cómo ayudar?
Reúna y done baldes con equipo para combatir incendios forestales.
Done al Comité Metodista Unido de Auxilio (UMCOR) para la Recuperación ante Desastres de los Estados Unidos a través del Avance # 901670.
Capacitación en respuesta a desastres de la UMCOR
Para donar directamente a un fondo de ayuda en casos de desastre de la conferencia:
Conferencia Anual California-Nevada
Conferencia Anual California-Pacífico
Edd-Bennett dijo que lo que necesitan con mayor urgencia, son donaciones en efectivo y los baldes con equipo para incendios forestales, una variación de los baldes de limpieza promovidos por el Comité Metodista Unido de Auxilio (UMCOR). "Tenemos 500 cubos en camino y espero 500 más; las personas que puedan regresar a sus hogares necesitarán uno cuando vuelvan" dijo.
Además de ayudar a limpiar, los Equipos de Respuesta Temprana capacitados por UMCOR sirven como una presencia solidaria cuando los/as sobrevivientes regresan a casa, especialmente si su casa ha sido destruida. "Estamos a su lado como apoyo mientras recuperan cualquier objeto de valor que pueda haber sobrevivido. Para la mayoría de la gente es importante regresar, aunque he trabajado con personas que estaban tan traumatizados que nunca quieren regresar".
La Iglesia Metodista Unida de Boulder Creek está ubicada en el área afectada por el incendio de CZU, y la ciudad de Boulder Creek se vio obligada a evacuar. El Rev. Clyde Vaughn, pastor, informó que las casas de varios/as miembros requerirán una limpieza a fondo de los daños causados por el humo antes de volver a ser habitables; y que una familia en la iglesia perdió su hogar por completo: “Es una familia joven con dos hijos/as, y la tragedia se magnifica porque no tienen seguro para inquilinos, por lo que nuestros miembros están haciendo lo que pueden para ayudarlos a recuperarse” dijo.
La iglesia ya había estado adorando en línea debido al COVID-19, por lo que ahora sus miembros sintonizan desde cualquier lugar en el que se encuentren, algunos tan lejos como Colorado. En su primer servicio después de la evacuación, el orador laico Ted Bond predicó sobre los salmos, que dijo tiene canciones que a menudo son de lamento donde los/as fieles claman en angustia. Es comprensible estar triste, asustado/a, incluso enojado/a con Dios después de tal tragedia. “Está bien tener estos sentimientos, pero también los/as animo a buscar las bendiciones sorpresa. ¿Ha estado Dios presente para ti en este momento de angustia?" preguntó
El COVID-19 es otra complicación para la respuesta estándar de la iglesia ante desastres. "No podemos hacer mucho en este momento debido al COVID-19 y a las regulaciones estatales actuales", dijo Lewis. "Normalmente tendríamos grupos coordinados que vendrían a ayudar a distribuir lo que se necesita, pero la gente no puede venir a recogerlas debido al cierre".
Lewis también describió la dificultad de albergar a los/as evacuados/as. Los centros de convenciones del área que normalmente sirven como refugios, tienen que operar en estos momentos a una capacidad limitada, lo que también limita el apoyo que sus equipos pueden brindar.
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“Normalmente, trabajaríamos con los/as niños/as y les llevaríamos cosas para mantenerlos/as ocupados/as, y los animábamos a seguir con sus tareas escolares. Ven a mamá y a papá llorando y no saben qué hacer, por lo que tratamos de darles una experiencia positiva en una situación negativa, y me siento mal por no poder hacer nada" dijo.
Edd-Bennett dijo que incluso cuando ha comenzado el esfuerzo de recuperación de los incendios, también está alentando a los/as residentes a preparar sus tierras ante posibles derrumbes. Normalmente llueve mucho en esa área y ahora que los incendios han eliminado la vegetación, es probable que se produzcan deslizamientos de tierra, que ella considera "desastres tras desastres".
La Obispa Elaine JW Stanovsky del área metropolitana del noroeste, compartió la preocupación de Edd-Bennett por lo que puede acechar a la vuelta de la esquina en lo que ya ha sido un año lleno de tensión y trauma. En una carta a su área episcopal, escribió: “Clamamos a Dios, buscando misericordia, alivio, un solo día en el que no sintamos el peligro a mano ni sentimos que el peso del mundo está sobre nuestros hombros".
Aunque la recuperación será larga y difícil, Lewis dijo la iglesia está llamada a traer esperanza en una situación aparentemente desesperada. “La gente necesita ver el rostro de la iglesia; queremos traer esperanza ... incluso si solo les da una tarjeta para comprar gasolina o comida" dijo.
* Butler es productor multimedia/editor para Noticias MU. Lo puede llamar al (615) 742-5470 o escribirle a [email protected]. Kathy L. Gilbert, escritora de noticias para Noticias MU contribuyó con esta historia. Para leer más noticias metodistas unidas, ideas e inspiración para el ministerio suscríbase gratis al UMCOMtigo.
** Leonor Yanez es traductora independiente. Puede escribirle a [email protected].