Nunca olvidaré a la niña de Pakistán quien con sus padres, fue reubicada en este país con la ayuda de una de nuestras congregaciones metodistas unidas. Aaima y su familia asistían a un servicio dominical en 2013 en la Iglesia de Todos los Santos en Peshawar, Pakistán, cuando estallaron bombas terroristas en el lugar, matando a sus dos hermanos mayores y a su abuela, junto con muchos/as miembros de la iglesia. Esta familia había enfrentado una vida de persecución, incluso antes de esa horrible tragedia, por ser parte de una minoría religiosa.
Su reubicación en Claremont les dio la oportunidad de construir una nueva vida y rápidamente se involucraron en la iglesia que les dio la bienvenida y mientras que la iglesia los apoyó durante el proceso, el espíritu alegre y amoroso de Aaima y su familia trajeron renovación a la iglesia, enseñándonos sobre el coraje, la fe y el amor. Sin embargo, bajo la administración Trump, este regalo mutuo fue rechazado y casi destruido.
Durante cuatro años profundamente dolorosos y divisivos, el presidente Trump hizo todo lo posible para desmantelar un programa federal de 40 años y el compromiso de larga data de dar la bienvenida a los/as refugiados/as a los Estados Unidos. Para su último año en la Casa Blanca, su administración había reducido la cifra de admisiones de reubicación de refugiados/as a 15.000 al año, un mínimo histórico, por debajo del objetivo de admisiones promedio de 95.000 por año.
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Este es un reflejo de nuestro pésimo compromiso con los/as refugiados/as, que deja a miles de familias y niños/as como Aaima abandonados/as en circunstancias potencialmente mortales, varados/as en campos de refugiados/as y olvidados/as en una pandemia mundial. Millones de refugiados/as necesitan desesperadamente protección y esperanza.
El Presidente Biden ha hablado de esa esperanza al anunciar su compromiso de revitalizar el programa de reubicación de refugiados/as, y su administración ha dicho que elevaría la meta de reubicación en su primer año fiscal completo en el cargo a 125.000 y propuso aumentar la meta del año actual a 62.500.
Pero a pesar de esa promesa, el Presidente firmó el viernes un nuevo decreto presidencial que deja la meta de admisiones de refugiados para el resto de este año fiscal en 15.000. Si bien eliminó varias categorías de reubicación perjudiciales, su orden dejará en peligro a muchos/as refugiados/as que han sido examinados/as y aprobados/as para viajar a los Estados Unidos. Después de recibir críticas inmediatas, la Casa Blanca dijo que aumentaría el límite el próximo mes, pero no dio detalles.
Las personas de fe y buena voluntad en este país están listas para ayudar a quienes enfrentan la violencia y la muerte y ven a los Estados Unidos como su oportunidad de seguridad y un futuro real. Pero nada de esto sucederá a menos que la administración Biden levante rápidamente el límite y abra la puerta a más refugiados/as esperando en la fila.
En todo el mundo, casi 80 millones de personas han sido desplazadas de sus hogares. De ellos, 29 millones, la mitad de los/as cuales son niños/as, son refugiados/as que se han visto obligados/as a abandonar sus países y necesitan un hogar seguro y permanente. Muchos/as han sido objeto de una persecución cruel debido a su raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un grupo social en particular o su opinión política. El Holocausto, los genocidios de Ruanda y Camboya, la guerra civil en Siria, la inestabilidad política en Myanmar y otros momentos de violencia que destruyen vidas, continúan enseñándonos cuán críticamente importante es proteger a quienes huyen de la opresión y la tiranía.
Estados Unidos fue una vez reconocido en el mundo por brindar protección a los/as refugiados/as, pero nuestro liderazgo moral en este frente se ha perdido en la guerra política y el surgimiento de la supremacía blanca, el nacionalismo blanco y la xenofobia, todo alentado por Trump. Es hora de recuperar la voz moral de Estados Unidos.
Durante el último año, las comunidades de fe de todo el país han alentado a los/as funcionarios/as locales y estatales a registrar su compromiso de servir a los/as refugiados/as. En agosto, 540 funcionarios estatales y locales electos/as de los 50 estados, manifestaron su apoyo a refugiados/as reubicados/as en sus comunidades.
La oportunidad de salvar vidas, brindar hospitalidad a nuevos/as vecinos/as e invitar a nuevos/as miembros a nuestras iglesias, sinagogas y mezquitas, renueva nuestro propio espíritu con esperanza en la restauración de la vida.
Como cristianos/as, creemos que al acoger al/a la refugiado/a estamos cumpliendo la obra de nuestra fe. Espero que Biden actúe sobre la inmediatez de esta necesidad y haga del espíritu de bienvenida su principio rector.
* Minerva Garza Carcaño es la primera mujer hispana en ser elegida para el episcopado de La Iglesia Metodista Unida. Anteriormente fue obispa residente del Área Episcopal de Los Ángeles y ahora se desempeña como obispa residente del Área Episcopal de San Francisco. Preside el grupo de trabajo sobre inmigración de La Iglesia Metodista Unida. Para leer el artículo original en inglés, publicado en Los Angeles Times, presione aquí.
** Leonor Yanez es traductora independiente. Puede escribirle a IMU_Hispana-Latina @umcom.org. Para leer más noticias metodistas unidas, ideas e inspiración para el ministerio suscríbase gratis al UMCOMtigo.