Seminaristas metodistas se involucran en ministerio de recuperación de adicciones

Hubo muchas preguntas desde el primero hasta el último día de clases. Las adicciones, tanto las relacionadas con sustancias como las adicciones conductuales y el apoyo social fueron algunos de los temas de discusión y estudio durante el curso del Ministerio de Recuperación de Adicciones en enero (trimestre J) en el Seminario Teológico Wesley.

Ellos/as respondieron rápido a partir del primer día de clases. Las respuestas del ejercicio de grupo de apertura sorprendieron a los/as estudiantes. Se le pidió a la clase que enumerara 5 características de un/a adicto/a o un/a alcohólico/a. Se enumeraron los comportamientos de adicción y las apariencias; sin embargo, los grupos pequeños son descuidados para recordar que las personas con adicción también son hijos/as de Dios. Esto estableció el tono para las dos semanas restantes de clase, resaltando el estigma que enfrentan las personas con problemas de adicción, incluso en la vida de la iglesia.

Ellos/as provenían de un grupo de estudiantes diverso, a pesar de que la mayoría en este curso de cuidado pastoral y consejería tenía cierta exposición o experiencia personal con la adicción. El curso proporcionó una visión general de los aspectos bio-psico-socio-espirituales de la adicción, que incluyó su comprensión como una enfermedad crónica. Las formas de brindar atención a las familias, consejería en casos de crisis, una descripción general de las enfermedades mentales, los límites pastorales, la administración de Narcan (para sobredosis), la prevención del suicidio y otros aspectos prácticos fueron gran parte del material del curso.

Angela Neal, una de las estudiantes dijo: "Ahora tengo una mejor comprensión de lo que una persona en recuperación necesitará para tener éxito". Una visión general integral del tratamiento y el apoyo, una que abarcaba formas de proporcionar atención pastoral para el cuidado de una persona bajo cuidado continuo en el camino hacia la abstinencia o la recuperación, fue el patrón del curso, dijo el Rev. Leo Yates Jr., profesor del curso.

"Es difícil saltar a la programación de la iglesia si el pastor o el líder de la iglesia no tienen el conocimiento de fondo de la adicción y los diferentes niveles de cuidado/tratamiento, incluido el postratamiento" dijo Yates, médico licenciado con nombramiento episcopal como especialista en salud conductual en una agencia en Maryland. Como resultado, Jeremy Means-Koss, estudiante episcopal que se desempeña como pasante en La Iglesia Metodista Unida Emmanuel en Laurel, estado de Maryland, aprendió la importancia de la dirección y la formación espirituales, no sólo para la persona y la familia en recuperación, sino también para la congregación.

Profundizar la autoconciencia fue una parte importante del curso que fomentó las conversaciones teológicas, no sólo para alejarse de la negación que enfrentan las personas con adicciones y sus familias, sino para alentar a los líderes de los ministerios a reconocer los detonantes, los prejuicios y el posible agotamiento. El lado complementario de la autoconciencia es que puede ayudar a las personas a estar en sintonía con la presencia de Dios, a ser más receptivos a la guía del Espíritu para el servicio cristiano y a mejorar el cuidado personal. Corey Beauford, trabajador social con licencia y estudiante de la Iglesia Metodista Episcopal Africana dijo de esta manera: "Desde una perspectiva cristiana, he aprendido y debo tener en cuenta que Cristo es un redentor y que en Él somos nuevas criaturas”. Realmente la recuperación es posible.

Parte del proceso de aprendizaje y estudio del curso se centró en cómo las personas, incluido el clero, son susceptibles a los problemas de adicción. La clase escuchó a un orador anónimo invitado, quien compartió las dificultades de una adicción conductual y cómo la recuperación es más probable con el apoyo social, parte del cual puede venir de la iglesia. Además, Yates compartió su propia historia de recuperación, destacando la necesidad de misericordia y gracia para las personas que luchan contra la adicción, incluidas sus familias. Ambos compartieron que la participación en el programa 12 Pasos funciona bien con el apoyo de la iglesia, pero a veces la vergüenza y el juicio de los demás impiden que las personas se acerquen a sus pastores/as y familia de la iglesia.

En el viaje hacia la comprensión del apoyo, la clase aprendió que Alcohólicos Anónimos y Narcóticos Anónimos, ambos grupos del tipo programa 12 Pasos, generalmente hacen un mejor trabajo que las iglesias dando la bienvenida a las personas con adicción. Las iglesias a veces evitan involucrarse debido a la incertidumbre o la desconfianza, quizás incluso sintiéndose abrumadas por algunas de las necesidades que las personas y las familias pueden enfrentar. Una vez que nos alejamos del juicio y el temor, podemos ofrecer gracia y cuidado en forma de programas de ministerio.

Es importante que recordemos que aquellos/as de nosotros/as que tenemos más esperanza tenemos la responsabilidad cristiana de compartirla. Como parte de su trabajo de curso, cada estudiante desarrolló una propuesta de programa de ministerio a ser considerada por su iglesia actual o futura, que incluía recibir comentarios de sus compañeros/as. De esta manera, los/as estudiantes están listos para brindar a algunos, oportunidades de cambio de vida y apoyo a sus iglesias y comunidades.

La mayoría de los/as pastores/as no son asesores de adicciones, pero podemos compartir el trabajo de servicio humano y/o guiar a otros/as para que lo hagan, dijo Marci Matthews, hija del obispo Marcus Matthews, quien fue una de las estudiantes. Si no estamos reconociendo las señales y luchas de la adicción en nuestras parroquias, entonces no queremos verla. Se podría argumentar que estamos dando la espalda a Cristo mismo (por ejemplo, Mateo 25:35).

El testimonio cristiano es parte del ministerio de recuperación de adicciones, sin embargo, el servicio cristiano se presenta de muchas formas y estilos, como dar educación preventiva a grupos de jóvenes, compartir espacio para reuniones de grupos del programa 12 Pasos, ofrecer a la comunidad entrenamiento anual de prevención de sobredosis, incluso adoptar una casa de recuperación (un ambiente de vida sobrio) que apoye a otros/as a través de la amistad y la oración (los/as estudiantes fueron presentados/as a 35 programas ministeriales). Esto acompañaba la importancia del acceso a los programas de la iglesia para personas con discapacidades, en particular personas sordas y con problemas de audición.

Los/as estudiantes aprendieron frases en lenguaje de señas (por ejemplo, "Hola. Bienvenido") y cómo las iglesias pueden dar la bienvenida a las personas con discapacidades, personas sordas y con problemas de audición. La necesidad está ahí; la lucha es real. Afortunadamente, la presencia de Cristo también lo es, y todos/as podemos ayudar a brillar su luz en lugares de oscuridad.

 

* Rev. Leo Yates Jr. Para ver el articulo original puede acceder aquí.

** Yanes es traductora independiente. Para contactarle escriba a IMU_Hispana-Latina @umcom.org

 

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