Nota del editor
Los editoriales están escritos por un consejo editorial integrado por altos/as ejecutivos/as de Noticias MU y Comunicaciones Metodistas Unidas y los/as reporteros/as de Noticias MU no están en el consejo editorial. Los editoriales son artículos de opinión y están separados de las noticias reportadas de la iglesia.
Pocas entidades en La Iglesia Metodista Unida (IMU) tienen tanto peso sobre sus hombros como la Comisión de la Conferencia General, pues sus miembros y el personal están tratando de guiar a la iglesia a través de aguas desconocidas. Para usar una metáfora de la mitología griega, se mueven entre Scylla y Charybdis, un monstruo y un remolino, mientras buscan cómo realizar una asamblea mundial durante un tiempo de pandemia y profunda división en la iglesia. Nunca antes en la historia de La IMU o sus denominaciones predecesoras se había pospuesto una Conferencia General en la medida en que lo ha hecho la asamblea de 2020, y por una buena razón.
Ahora más que nunca, los/as planificadores/as de la Conferencia General necesitan la gracia y el apoyo en oración del resto de la iglesia, que son sellos distintivos de nuestra conexión. Ser conexional también implica confianza y transparencia y durante este tiempo de ansiedad, la comisión no ha ayudado en nada al cerrar casi todas sus reuniones. La falta de transparencia se extiende a la ausencia de un informe de progreso completo a la iglesia sobre cómo están las cosas con la Conferencia General, por lo que los/as metodistas unidos/as de todo el mundo preguntan: ¿Vamos a tener una Conferencia General este año?
La próxima Conferencia General probablemente decidirá sobre las propuestas para dividir la denominación. Sin embargo, seis meses antes de que comience una reunión existencialmente importante, quedan en el aire estas grandes preguntas:
¿Qué medidas se han tomado para garantizar que los/as delegados/as tengan sus visas y puedan asistir? Considerando que casi un tercio de los/as delegados/as aún no tienen sus visas, ¿hay tiempo para trabajar con todas las embajadas involucradas y resolver esos problemas?
¿Cuáles son los requisitos en torno a las vacunas? ¿Qué procesos se implementarán si los/as delegados/as se infectan y un comité legislativo tiene que entrar en cuarentena?
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La falta de una dirección clara presenta un problema de mayordomía para las conferencias anuales, las agencias generales y otros/as organizaciones de la iglesia que están trabajando como si la Conferencia General fuera a reunirse en agosto. El tiempo, el dinero y los recursos podrían enfocarse en otras necesidades, si ese no es el caso.
Ciertamente, el trabajo de la comisión implica negociaciones delicadas con centros de convenciones, hoteles y otros proveedores, y en esas conversaciones están en juego importantes cantidades de dinero. Sin embargo, el secreto en torno a la Conferencia General ha alimentado la especulación y la consternación en toda la iglesia. A medida que los/as planificadores/as de la Conferencia General se reúnan en los próximos días, tenemos la oportunidad de brindarles apoyo moral y espiritual pues son servidores/as comprometidos/as de la iglesia, muchos/as en calidad de voluntarios/as, que realizan un trabajo difícil.
Al mismo tiempo, la iglesia necesita y merece apertura, y una decisión sobre si habrá una Conferencia General en 2022. Esa decisión debe tomarse y anunciarse sin más demora. Es tiempo de hacerlo.
* Noticias MU agradece las preguntas, los comentarios y los consejos sobre sus historias. Envíanos una nota a [email protected].
** Leonor Yanez es traductora independiente. Puede escribirle a IMU Hispana-Latina @umcom.org Para leer más noticias metodistas unidas, ideas e inspiración para el ministerio suscríbase gratis al UMCOMtigo.