Un segundo huracán azotó a Centroamérica y especialmente a Honduras en menos de 15 días. El huracán Iota, al igual que su predecesor Eta, provocaron muerte y destrucción en varias zona del país.
Voluntarios/s de la IMU Casa de Paz en Villanueva, Honduras, atienden a niños/as en el refugio de la iglesia, donde conviven 40 familias de las cuales 8 son miembros de esta congregación metodista. Foto cortesía de la IMU Casa de Paz.
De acuerdo con los reportes de los medios de comunicación social y las autoridades del gobierno hondureño ambos huracanes han producido al menos 91 muertos/as, 9 desaparecidos/as, 3.4 millones de damnificados/as y 242 carreteras destruidas.
Nuevamente el Valle de Sula, una de las zonas de mayor producción industrial y agrícola ubicada en la zona norte del país, ha sido una de las zonas más afectadas. El impacto económico por afectación de un área altamente productiva, se suma a los destrozos y la destrucción de la infraestructura que han producido los huracanes.
La Misión Metodista Unida en Honduras, no ha bajado la guardia, a través del trabajo de los/as pastores/as locales y líderes de aquellas iglesias ubicadas en zonas que han sido afectadas, así como del grupo de coordinación y apoyo que ha venido coordinando la ayuda a nivel nacional, han permanecido acompañando a numerosas familias y comunidades afectadas.
¿Cómo puede ayudar?
Yorleni Jiménez, es Directora de Programas en la Misión Metodista Unida en Honduras y participa en la coordinación de la respuesta a las emergencias que ha tenido que vivir este país en las últimas semanas.
Ella describe la situación como compleja: “El Departamento de Paraíso, por donde ingresó Iota, fue afectado con inundaciones en general. Los/as pastores/as de esta zona se encuentran bien, y reportan que no han tenido mayor afectación en sus comunidades. En Yoro, igualmente las condiciones fueron adversas. Todavía Subirana se mantiene incomunicado y sin fluido eléctrico”.
Jiménez resalta que en esta oportunidad el Gobierno realizó labores más intensivas de evacuación de comunidades. Por ejemplo en El Negrito, Yoro, la comunidad fue evacuada. Los/as líderes de la Misión teníamos previsto visitar la zona de Cortes (al norte del país) pero con el paso de Iota, ha resultado muy difícil”.
De acuerdo con los reportes que la oficina central de la misión ha recibido, de parte de los/as pastores que residen y ministran en esa zona, “el panorama es lastimosamente desolador, según Jiménez: “Hemos tenido una situación muy sensible en La Ceibita, Chamelecón y Valle de Sula. En Río Lindo se establecieron varios albergues para las personas que fueron evacuadas de las comunidades aledañas y el pastor Walker se mantiene apoyando con alimentos a las personas de la comunidad de San José, especialmente”.
Uno de los pastores en la zona de Chamelecón, quedó nuevamente damnificado en un albergue, luego de que su casa volviera a inundarse, tal como sucedió anteriormente con el paso del huracán Eta.
El Pastor Félix Medina (derecha), junto con voluntarios/as de la IMU Casa de Paz reparten alimentos, donados por miembros de la comunidad, entre familias que han sido afectadas en las áreas vecina a la iglesia. Foto cortesía de la IMU Casa de Paz.
“Las iglesias metodistas unidas que se encuentran en las zonas afectadas, se encuentran dando apoyo alimentario a personas que se encuentran en los albergues. Esto implica poder proporcionar alimentos preparados y empacados para ser llevados a estos lugares que han sido habilitados para refugiar a las personas que fueron evacuadas. Esto lo han estado haciendo por medios propios y donaciones que la misma comunidad ofrece”, dijo Jimenez.
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Desde el paso del huracán Eta, la misión ha estado en contacto con el Comité Metodista Unido de Auxilio (UMCOR) y se acordaron ayudas económicas para la compra de insumos de emergencia para seguir apoyando a las familias afectadas. Estos recursos aun estaban en proceso cuando el huracán Iota golpeó con fuerza a Honduras pocos días después.
“Ya los recursos de UMCOR fueron transferidos y esperamos tenerlos disponible en breve en Honduras. En este sentido, estamos listos para implementar la donación a las comunidades de la zona nororiental”, anunció Yorleni Jiménez, quien agregó que también se están esperando otras donaciones las cuales están por llegar próximamente.
“Dentro de nuestros planes, después de pasar esta ayuda de emergencia, esperamos poder visitar las zonas afectadas para evaluar otras áreas de ayuda en las que, eventualmente, pudiéramos colaborar. En este momento, el acceso es difícil por los derrumbes y los daños que han sufrido las carreteras. Es posible que en los próximos días podamos desplazarnos a esas zonas y tener un panorama más claro. Sería muy positivo poder replicar la experiencia de 1998, después del huracán Mitch, en la cual se ejecutó un proyecto de construcción de viviendas”, dijo Jiménez.
A la emergencia provocada por los huracanes, se le suma la pandemia por el COVID-19, que ha impactado a todo el planeta y que en Honduras ha afectado a mas de 104 personas y cobrado 2.857 vidas.
Gran parte del territorio que comprende el Valle de Sula, la zona más productiva del país, se mantiene bajo las aguas después de las inundaciones que han traído los huracanes Eta e Iota. De acuerdo con el Foro Social de la Deuda Externa y Desarrollo de Honduras (Fosdeh) las pérdidas sobrepasan los $10 mil millones de dólares. Foto cortesía de la IMU Casa de Paz.
Al respecto, en la Misión han tenido conocimiento de que las autoridades de salud del gobierno han realizado pruebas de detección del COVID-19 en algunos de los albergues donde se encuentran las familias damnificadas. Sin embargo, en la zona norte, ( las afectada por los huracanes, “hay menos intervención gubernamental que en las zona central, por lo que estos aspectos están más descuidados. Como Misión insistimos en el cuidado, tomando las medidas de seguridad. Pero por otro lado, entendemos que es muy difícil en estos contextos de crisis poder tener la bioseguridad de manera adecuada”, afirmó Jiménez.
En medio de las dificultades y el hacinamiento en los albergues de las zonas afectadas, se está sumando otro problema lamentable que es el abuso sexual a menores de edad. Autoridades de la Dirección de la Niñez, Adolescencia y Familia (Dinaf), han recibido y procesado varias denuncias de agresiones sexuales a niñas y adolescentes, en los espacios que albergan a las familias damnificadas.
La misión está monitoreando estos hechos, con la expectativa de tomar iniciativas que ayuden mejorar esta situación. En este sentido Yorleni Jiménez expresó que “esto puede dar una idea de las condiciones que viven estas regiones y que hacen que nuestra respuesta deba ir más allá de la provisión de alimentos”.
El año 2020 ha traído grandes desafíos en todo el planeta, pero en Honduras se han sentido de una manera mas profunda. Además de los huracanes que la han devastado en buena parte de su territorio y de la pandemia, esta nación centroamericana viene de pasar por severas crisis económicas que lo colocaron como uno de los países mas pobres del hemisferio occidental.
Por otra parte, los altos índices de desigualdad y pobreza han provocado una crisis de seguridad interna que lo han ubicado entre los países mas inseguros del mundo, con altos niveles de conflictividad política producto de fraudes electorales y un presidente señalado de narcotráfico por los Estados Unidos.
Esta serie de situaciones complejas ha forzado al desplazamiento de cientos de miles de sus ciudadanos, que se han dirigido, en caravanas migratorias, a la frontera estadounidense buscando asilo y protección, pero se han encontrado con políticas hostiles que han limitado las opciones de asilo y resguardo que buscaban.
* El Rev. Gustavo Vasquez es el Director de Noticias Metodistas Unidas para la audiencia hispano/latina. Puede contactarle al (615)742-5155 o por el correo: [email protected]. Para leer más noticias metodistas unidas, suscríbase gratis a UMCOMtigo, un resumen semanal de noticias y recursos comunicaciones.