
En una conversación reciente con nuestro hijo, quien es neumólogo y médico de cuidados críticos en el área metropolitana de Dallas Fort Worth, nos comentó el número desproporcionado de inmigrantes latinos/as que está tratando en el hospital porque padecen COVID-19. En un día particular, el 95% de sus 19 pacientes de COVID-19 eran inmigrantes latinos/as, principalmente de México. Desafortunadamente, este porcentaje desproporcionado de latinos/as que sufren COVID-19 no es sorprendente, pues en todo el país, este grupo étnico tiene cuatro veces más probabilidades que los/as no hispanos/as de contagiarse. Aunque existen concentraciones históricas de latinos/as en varias partes de la nación, hoy en día residen en todo el país. Se espera que los/as latinos/as estén desafiando las salas de emergencia y los hospitales en todo el país; muchos/as son pacientes reacios/as, especialmente los hombres. El ataque del COVID-19 a los/as latinos/as es incuestionable, y su sufrimiento desproporcionado es un triste reflejo de su estado, recursos económicos, acceso a la atención médica, educación y entornos laborales. Esto es una injusticia y desafía nuestros fundamentos morales como iglesia y como nación; es un asunto de vida o muerte.
Artículos de Opinión
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¿Por qué está sucediendo esto en nuestras comunidades? ¿Por qué le sucede a quienes podemos definir correctamente como trabajadores/as esenciales que contribuyen a nuestras comunidades y economía? Algunos podrían decir que, como inmigrantes, probablemente son indocumentados/as que viven ilegalmente en esta nación. Sin embargo, la pandemia del COVID-19 es una condición humana, no un problema político y su estado continúa marginándolos/as y obligándolos/as a vivir en las sombras, mientras realizan labores esenciales en la agricultura, hoteles, restaurantes, industrias de la carne y nuestros hogares. Trabajan en entornos desprotegidos por necesidad. Nos sirven, y sin embargo, no los/as protegemos. Por lo tanto, no es sorprendente que estén expuestos de manera desproporcionada al COVID-19.
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Además de vivir en la sombra con ingresos limitados, muchos/as inmigrantes consideran necesario compartir la vivienda. Una situación de vida común para ellos/as son los hogares multigeneracionales, donde niños/as, adultos/as y ancianos/as comparten condiciones de vivienda abarrotadas. Los/as adultos/as salen a trabajar por la mañana y regresan sin saber si están infectados/as o no a un hogar con mucha gente, que son un espacio propicio para propagar el virus. Las condiciones de vivienda abarrotadas se dan porque para muchos/as inmigrantes es lo que pueden pagar debido a sus oportunidades de empleo. También es cierto que las industrias en las que trabajan muchos/as inmigrantes no son conocidas por su amplia protección y pruebas ambientales.
Es importante tener en cuenta que los/as inmigrantes latinos/as continúan participando en prácticas culturales, como actividades con familias extendidas y reuniones sociales familiares, como bodas, cumpleaños y bautizos. Es difícil para muchos/as entender completamente la seriedad de su situación. Mi hijo informa que al menos dos parejas latinas casadas murieron en su hospital. En otro caso, el virus se ha propagado a otros miembros de la familia. En otras palabras, los/as empleadores, los medios de comunicación, las comunicaciones, las iglesias y otras fuentes de información pueden no estar educando a los/as inmigrantes de manera efectiva sobre la amenaza del COVID-19. El lenguaje y la comunicación son críticos para informarles que es asunto de vida o muerte.
La iglesia tiene una posición ventajosa para abordar muchos de los problemas identificados anteriormente, pues algunos/as de los/as empleadores de esta población vulnerable se sientan en nuestros bancos o incluso pueden ser líderes en la iglesia. Además, los/as líderes comunitarios en las estructuras políticas y gubernamentales de nuestras comunidades son miembros de nuestras iglesias. Es por ello que resulta imperativo que la iglesia informe y eduque a sus miembros y líderes de la comunidad en general acerca de la vulnerabilidad de los/as inmigrantes dentro de nuestras comunidades, y sobre las consecuencias en su salud por trabajar en industrias esenciales, donde no reciben protección, atención médica ni vivienda adecuada para las familias inmigrantes.
Cuando las congregaciones apoyan o están relacionadas con los ministerios de inmigrantes, se necesitan iniciativas especiales para combatir el virus a través de la educación, la provisión de atención médica, una vivienda adecuada y el apoyo a los/as inmigrantes latinos/as. Las iglesias asociadas, las conferencias anuales, las agencias eclesiásticas y otras entidades relacionadas con la iglesia deben ser más proactivas para abordar la vulnerabilidad de los/as inmigrantes. ¿La Iglesia Metodista Unida tiene un plan integrado para abordar este problema? ¿Qué organismo u organismo de La Iglesia Metodista Unida está respondiendo a este problema humano?
La vulnerabilidad y el sufrimiento desproporcionado de los/as inmigrantes en el contexto de la pandemia por el COVID-19 es real y doloroso. La muerte y el sufrimiento doloroso se han convertido en una realidad familiar y comunitaria latina. Los/as inmigrantes están pagando el precio de nuestra negligencia e injusticia social de no protegerlos/as en el lugar de trabajo, por no proporcionar les ingresos para tener una vivienda adecuada y, especialmente, por proporcionar información crítica para la supervivencia de esta comunidad oculta.
*David Maldonado, Jr. es miembro, en situación de retiro, del clero de la Conferencia Anual de Río Grande; Director fundador del Centro para el Estudio del Cristianismo y las Religiones Latinas en la Escuela de Teología de Perkins, Universidad Metodista del Sur y es Presidente Emérito de la Escuela de Teología de Iliff (2000-2004). Es autor del libro "Crossing Guadalupe Street" y editor de "Protestantes / Protestants Hispanic Christianity Within Mainline Traditions". Ha servido a La Iglesia Metodista Unida a través la Junta General de Educación Superior y Ministerio (GBHEM), el Senado de la Universidad, y en otros ministerio en carácter de voluntario. Actualmente, preside el comité asesor sobre la historia de la iglesia hispana en la Comisión General de Archivos e Historia de La Iglesia Metodista Unida. Él y su esposa Charlotte residen en Nuevo México.
** Leonor Yanez es traductora independiente. Puede escribirle a [email protected]. Para leer más noticias metodistas unidas, ideas e inspiración para el ministerio suscríbase gratis al UMCOMtigo.