
La frase "I can`t breathe" (“No puedo respirar”) se ha convertido en el grito de batalla de las protestas que ocurren en los Estados Unidos. Ya no pueden respirar por tanto racismo y discrimen. Ya no pueden respirar por tanto prejuicio y exclusión.
La muerte por asfixia del afroamericano George Floyd el pasado 25 de mayo en la ciudad de Minneapolis, Minnesota ha sido el detonante de las protestas que allí están ocurriendo. Un policía blanco se arrodilló sobre el cuello de Floyd durante varios minutos, una vez ya estaba esposado y a pesar de sus continuos ruegos advirtiendo que no podía respirar (I can't breathe"), esa acción no se detuvo y allí se produjo su muerte.
Los Estados Unidos está inmerso en los peores disturbios raciales desde el asesinato, en 1968, de Martin Luther King, el histórico líder de los derechos civiles de los negros. El motivo de las marchas de protestas en este momento son los abusos policiales, el racismo y el discrimen. Las protestas se han extendido por decenas de ciudades.
Soy de la opinión que el racismo y el discrimen son pecados de "lesa humanidad". Eso significa que son pecados contra la humanidad por ser de carácter inhumano. El racismo y el discrimen son incompatibles con el evangelio de Jesucristo y el reino de Dios. Soy consciente de que en muchos momentos de la historia las iglesias cristianas hemos sido cómplices con nuestro silencio o con nuestra inacción o con nuestra complicidad del pecado del racismo y el discrimen. Pero también es importante señalar que fue un pastor bautista llamado Martin Luther King quien dirigió un poderoso movimiento de derechos civiles en los años 50 y 60 que llevaron a miles de cristianos y no cristianos a marchar, resistir y luchar hasta derogar las leyes de segregación racial que existían en los EEUU.
No debemos olvidar que en el año 2008 el pueblo de los EEUU eligió a su primer Presidente de la raza negra: Barack Obama. Su elección fue el producto del gigantesco impacto que tuvo en ese país el movimiento en favor de los derechos civiles de los años 50 y 60.
Lamentablemente la retórica inflamatoria del Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, se ha encargado de multiplicar el efecto negativo que tienen el racismo y el discrimen en el pueblo estadounidense. El lenguaje humano puede crear o destruir mundos. El racismo y el discrimen se mantienen vivos, entre otras cosas por un lenguaje que hace posible una narrativa de supremacía blanca. Ese discurso hay que combatirlo con los lenguajes del Espíritu que fueron derramados en el Aposento Alto el día de Pentecostés.
Esos lenguajes nos permiten escuchar y hablar el mensaje del Dios vivo para todos los tiempos. Hoy más que nunca debemos hablar los lenguajes del amor, el perdón, la reconciliación, la paz y la justicia. Hoy más que nunca debemos escuchar los lenguajes que la vida nos plantea, los dictados que el corazón nos indica, los quebrantos que todo prójimo nos grita y el llamado que el Dios vivo nos hace.
Pero el racismo y el discrimen no tan solo existen en el gran coloso del norte también existen en nuestro Puerto Rico. El racismo y el discrimen son pecados estructurales y sistémicos que requieren profundas transformaciones. Nuestro Señor y Salvador Jesucristo nos enseñó que el camino para combatir el pecado, la injusticia y la maldad es el camino del amor, la no violencia, la resistencia pacífica y la desobediencia civil. El movimiento en favor de los derechos civiles que dirigió Martin Luther King jr, se inspiró en el camino cristiano y en el modelo de no violencia que le ofreció el Mahatma Gandhi en su lucha por la independencia de la India. Es posible que haya llegado el momento de volver a utilizar esas vías para combatir el racismo y el discrimen de nuestro tiempo.
Artículos de Opinión
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Quiero concluir este articulo con la letra del himno NOSOTROS VENCEREMOS. Este fue el cantico de batalla de la lucha en favor de los derechos civiles. En agosto de 1963 la cantante Joan Baez, con solo 23 años de edad, canto este himno a una multitud de 300,000 en el Lincoln Memorial en Washington, DC. Esta es su letra:
“Nosotros venceremos, nosotros venceremos, sobre el odio con amor algún día será, Cristo venció, nosotros venceremos.
Y caminaremos la mano en la mano alzada la frente hacia el amor, Cristo es nuestra luz, Cristo venció, nosotros venceremos.
No tenemos miedo, no tenemos miedo, alguien nos espera más allá de los montes y el mar, Cristo venció, nosotros venceremos.
Y seremos libres, y seremos libres. No tiene cadenas el amor, viviremos en paz. Cristo venció, nosotros venceremos”
Nosotros venceremos. La invitación está abierta para todos. El llamado es a vencer el pecado del racismo y el discrimen; y a construir un mejor mañana para nuestra tierra y humanidad
Que así nos ayude Dios.
* El Rev. Héctor F. Ortiz Vidal es obispo de la Iglesia Metodista de Puerto Rico desde 2016. Ha sido pastor metodista por mas de 45 años. Dirigió el Equipo de Negociaciones para la autonomía de la IMPR, fue Presidente del Consejo Judicial y Presidente de la Junta Conferencial del Ministerio Ordenado de la Iglesia Metodista de Puerto Rico
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